Como ya es costumbre en cada presentación del Indio Solari, la ciudad donde se presenta es “tomada” por miles de fanáticos que se adueñan del lugar y lo convierten momentáneamente en la capital del rock and roll del país. El sábado fue el turno de Tandil que por veinticuatro horas perdió su característica tranquilidad.
El show comenzó bien arriba con “Pedía siempre temas en la radio” y “Ramas desnudas”, y dio paso al saludo del Indio, quien al ver la marea de gente que pobló el Hipódromo, deslizó: “son unos cuantos”. Los primeros recuerdos ricoteros de la noche llegaron con “La hija del fletero”, “El infierno está encantador” y el sorprendente “Rock para el Negro Atila” que sonó pesada, casi heavy y fue muy coreada por todos.
En comparación al recital de Jesús María, esta vez Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda que acompaña a Solari, estuvo más aceitada como si ya estuvieran nuevamente en ritmo luego de tanto tiempo sin tocar juntos. El más destacado fue Baltazar Comotto quien se lució en cada solo de viola, sobre todo en “Y mientras tanto el sol se muere”, pero el resto de sus compañeros no se quedó atrás. Hernán Aramberri (batería) y Marcelo Torres (bajo) apoyaron excelentemente desde la base, Gaspar Benegas sumó su guitarra con solvencia, Alejo Von der Pahlen junto a Ervin Stutz adornaron con sus vientos y Pablo Sbaraglia condimentó con su teclado además de tocar la acústica y pasearse por todo el escenario.
Otra diferencia con el recital de abril fue el sonido que se destacó por su potencia y claridad a pesar de que el lugar era un gran campo abierto sin tribunas. A su vez, las pantallas a los costados, a pesar de ser chicas, mostraron todo lo que ocurría en el escenario y sirvieron de apoyo para aquellos que estaban alejados. Un punto que no se modificó fue la aparición de bengalas sobre todo en los clásicos ricoteros como “Un ángel para tu soledad”, “Ella debe estar tan linda”, “Un poco de amor francés” y “Me matan Limón”.
Este show tuvo como centro los temas de Porco Rex (2007), el último álbum solista del Indio, pero también sonaron algunos de El tesoro de los inocentes (2004): “Nike es la cultura”, “Pabellón séptimo” y “To beef or not to beef” que con la frase “pensando en vos siempre, siempre extrañándote” describe emocionantemente el sentimiento de aquellos que tienen familiares en el exterior. Claro que también hubo algunas sorpresas en el set list como “Divina tv führer” y “Mariposa pontiac” que puso a saltar a todo el público de manera desenfrenada.
El cierre llegó de la mano de “Flight 956” seguida obviamente de “Jijiji”, que sonó con las luces prendidas y con el anuncio de la próxima misa para el 27 de septiembre en San Luis. Y ya lo advirtió el Indio: “el que abandona, no tiene premio”.
El Indio Solari volvió a Tandil y brindó un show muy rockero, en el que repasó grandes clásicos de Los Redondos junto a temas de su etapa solista y dejó extasiado a los cincuenta mil fanáticos que se acercaron al Hipódromo.
Fotógrafo: Beto Landoni
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