Magical mistery Paul
Paul McCartney regresó a la Argentina luego de diecisiete años y brindo dos conciertos memorables. El Bondi estuvo el jueves en la cancha de River y te cuenta todo lo que pasó.
Como esos sueños que uno anhela y parece que nunca van a llegar pero finalmente se hacen realidad, así se vivieron los dos conciertos que ofreció Paul McCartney su segunda visita al país. Luego de su primera presentación el miércoles por la noche, el fervor por el ex beatle no decayó en ningún momento y más de cuarenta mil personas se juntaron nuevamente el jueves en la cancha de River para ver al mito viviente que representa este señor inglés, considerado uno de los compositores más importantes de la historia.
Pasadas las siete y media de la tarde, subió a escena el ex cantante de Los Piojos, Andrés Ciro Martinez, junto a los guitarristas de su nueva banda, Los Persas, para interpretar un par de temas en formato acústico. Ante un público que lo respetó pero que no se interesó demasiado en el set, Ciro entonó algunos clásicos de su ex grupo como “Al Atardecer”, “Amor de perros” y “Tan solo”, además de “Insisto” y “Noche de hoy”, pertenecientes a su etapa actual solista. En media hora, el cantante cumplió un nuevo sueño como aquella vez de 2006 que, junto a Los Piojos, teloneó a los Rolling Stones.
Pasado el crédito local, ahora sí ya estaba todo listo para el show de Paul McCartney, que se hizo presente a las nueve y cuarto de la noche y luego del correspondiente saludo arrancó el show quemando naves con “Magical Mistery Tour”. Ahí nomás, pegadita, sonó “Jet” y otra gema beatle, “All my loving”, que sirvió para preguntarse nuevamente cómo hace para cantar así de afinado mientras realiza ese histórico walking en el bajo. Como no podía ser de otra manera, Sir Paul alternó temas de sus distintas etapas e intercaló potencia (“Drive my car”, “Live and let die”) con tiernas baladas como “The long and winding road” y “My love” entre otras.
También hubo espacio para los homenajes comenzando por “Purple Haze” de Hendrix sobre el final de “Let me roll it”, seguido por “Give peace a chance” de John Lennon enganchada a “A day in the life” y el recuerdo de George Harrison en la excelente versión de “Something” con ukelele incluido. Y la nostalgia fue uno de los principales motivos por los cuales gente de distintas edades se acercaron a River para emocionarse hasta las lagrimas con himnos como “Eleonor Rigby”, la abolerada “And I love her” y las acústicas “Blackbird” y “Yesterday”.
Con un buen sonido (a veces condicionado por el intenso viento) y un gran juego de luces, la banda integrada por Rusty Anderson y Brian Ray en guitarras, Paul Wickens en teclados y el carismático Abraham Laboriel Jr. en batería fue el soporte ideal para que Macca sienta sus espaldas bien cubiertas e interactúe con el público en un español guionado que le sirve para meterse a todos en el bolsillo (como si hiciera falta) con frases como “ustedes son buena onda” o “estamos muy contentos de estar nuevamente acá”.
Y como toda gran fiesta merece un final a toda orquesta, Paul se encargó que esto sea así regalando ocho temas seguidos de Los Beatles entre los que se encontraron “Hey Jude” (y el “nananaranana” coreado por absolutamente todos los presentes), el riff mortal de “Day Tripper”, el proto heavy metal “Helter Skelter” y la versión reprise de “Sgt. Pepper” junto a los temas finales del disco Abbey Road.
A sus 68 años, Paul McCartney volvió a la Argentina para brindar un concierto antológico, de esos que uno nunca quiere que terminen y que son una caricia al alma. Con canciones de su etapa solista y los infaltables clásicos de Los Beatles, el bajista inglés repasó durante casi tres horas buena parte de su carrera dejando a los presentes con la sensación de haber sido parte por un momento de un pedazo grande de la historia de la música.
Fotografo: Beto Landoni