A una década de su formación, Carajo aplica en El Mar de las almas (2010) toda la experiencia adquirida en el intenso rodaje que los mantuvo activos en todos estos años. Así, en esta nueva producción, se nota mejor que nunca el aprendizaje absorbido tanto en estudio como en vivo, dando como resultado un disco maduro.Como no podía ser de otra forma, la banda suena muy poderosa y agresiva, con un Marcelo “Corvata” Corvalán pudriendo su voz al máximo acompañado por el sonido abrasivo de su bajo, la guitarra ecléctica de Hernán “Tery” Langer y la batería aplanadora de Andrés Vilanova. El mar de las almas da la bienvenida de manera tétrica con el llanto de una niña y un arreglo de cuerdas que la va atravesando y desde allí en adelante, salvo pequeños pasajes, todo es furia como lo demuestran “Ácido” y “Luna herida”. Las típicas guitarras con efectos de Tery aparecen en “Una nueva batalla” y “Fantasmas” pero Carajo también se da un espacio para experimentar con diferentes climas tal cual se escucha en el excelente instrumental “Limbo”. La melodía de “Frágil” y el canto rapeado de “Virus anti amor” descomprimen un poco el ambiente general opresivo del álbum y sirven para descansar el oído no acostumbrado al metal. El final con “El mar de las almas” muestra la solidez de la banda secundada aquí también por unos interesantísimos arreglos de cuerdas.
En El mar de las almas, Carajo saca a relucir toda su experiencia y ratifica por qué es una banda referente del ñu metal argentino. Con una potencia avasallante pero sin dejar de lado los buenos arreglos, el trío tiene bien en claro sus objetivos y lo ratifica disco tras disco.
Christian Alliana para http://www.elbondi.com/


El disco golpea de entrada con las violas potentes, bien al frente de “Verbo” y en “Nuevo mar” muestran una faceta más amable y radial al igual que en el buen corte de difusión “Luz sin fin”. “Perfume eléctrico” y “Kamikaze” dan cuenta del ida y vuelta entre lo pesado y lo tranquilo que se da a través de todo el álbum, algo característico en las producciones de Pichu Serniotti ya desde sus épocas de Cabezones. La parte vocal también muestra un interesante cuidado tal como se escucha en la constante interacción entre Federico Beber y Julio Vitulano.Por su parte, el arte del álbum gira en al título del mismo y las fotos muestran distintos peces que habitan en las profundidades marinas mezclados con imágenes de los músicos en plena grabación. 
