La noche que engalana En una nueva demostración de popularidad, Los Gardelitos afianzaron su buen momento en el Teatro de Flores.El cielo encapotado que amenazaba la ciudad de Buenos Aires el sábado por la noche, fue apurando el paso de los jóvenes que se iban acercando hasta el barrio de Flores. Cánticos futboleros, aguante y el ritual de juntarse en las esquinas a tomar unas cervezas adornaban los alrededores del Teatro a eso de las ocho y media cuando todavía faltaba un rato para que comience el show. Adentro del recinto, la gente aprovechaba para hablar del “Escándalo del año” (si quisiéramos aplicar un término bien farandulero al asunto): la pelea mediática entre Skay Beilinson y el Indio Solari, es decir, la plana mayor de Los Redondos. Que se separaron por la guita, que no, que en realidad Skay le debe al Indio un par de Teltron con las copias de los shows de River y Racing, etc, etc, eran las especulaciones de los chicos que de esta manera hacían tiempo mientras esperaban por Los Gardelitos. Cerca de las nueve y media, se apagaron las luces y por los parlantes comenzó a sonar “El día que me quieras” en la voz del inmortal Carlos Gardel en una versión añeja con olor a vinilo. Inmediatamente, la base disco de “Los penitentes” dio comienzo al recital seguida de la climática “Sueños de metal”, ambas de Oxígeno, el último trabajo de la banda editado el año pasado. A diferencia de la presentación oficial realizada en diciembre en el Microestadio de Argentinos Juniors, esta vez la gente cantó los temas nuevos con entusiasmo aunque los mayores estallidos se dieron con las viejas composiciones, sobre todo de la primera etapa como “Volveré en tus ojos”. El cencerro del baterista Horacio Ale marcó el inicio de la antipolicial “Y todavía quieren más” al tiempo que “Envuelto en llamas” y “Donde las lunas despiertan” integraron el segmento más pop del trío. Las luces apuntaron al público en “Gardeliando” y el pogo adquirió dimensiones extremas que continuaron en las punks “Oxígeno” y “Calles calientes”. Los cantos de liberación latinoamericanos llegaron de la mano de las siempre festejadas “Comandante Marcos” y “América del Sur” para desembocar en la danza tribal de “Los querandíes”. El bajista Martín Ale aportó sus coros para “Una roca en el humo” mientras el rock and roll sonaba desde los primeros acordes de “No puedo parar mi moto” o “Amando a mi guitarra”. Eli Suárez, cantante y guitarrista de la banda, sentó su postura sobre el juicio de Cromañón al pedir que paguen “los que tienen el poder” y dar paso así a, justamente, “Dueños del poder” cuya letra adquirió un significado aún más profundo luego de sus palabras. Seguidamente sonó “Nadie cree en mi canción” y muchos recordaron el set de Cosquín 2007 en donde el Pato Fontanet se unió a Los Gardelitos en este tema. “Mezclas raras” cerró el círculo de la memoria (y el show) con su letra incisiva (el cielo se desploma sobre nuestras cabezas/y a nadie importa si estamos acá/bailando junto al fuego/ buscando alguna luz/ en medio de esta oscuridad). Ante una sala llena, Los Gardelitos volvieron nuevamente al barrio que los vio nacer pero que hoy los encuentra con la madurez y experiencia necesaria como para constituirse en una de las bandas que mejor suena en vivo. Christian Alliana para www.elbondi.com |
jueves, 3 de septiembre de 2009
Cobertura Los Gardelitos - Teatro Flores (15-08-09)
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