Como en casi todas las producciones en las que Carrizo toma el mando, el sonido violento y la pared de guitarras distorsionadas son la característica principal. Así lo demuestran la voz densa y el aire comprimido de “Violento para los niños” mientras en “Galaga”, los Buenos Aires Karma sacan a relucir un costado más amable y melódico, cercano al grunge. La batería de Juan Carlos Ruiz sumada al bajo de Gregorio Martínez da comienzo al ritmo más pesado de “Droga alienígena” en la cual se mezclan líneas en inglés y castellano.
El cuarto tema, “Zoológico urbano”, va subiendo la apuesta de a poco sobre una base de pop inglés en donde las violas muteadas suenan hipnóticas y logran así uno de las mejores canciones de Terrícolas. “Navegantes” es otra demostración pop del cuarteto del Oeste que aquí baja los decibeles con esta especie de balada calma que se va en fade out para darle paso al interesante juego de guitarras que muestran Emanuel Sáez y Pablo Passano en “Elevándome con ilusiones”.
Los efectos a lo Audioslave en “Adoleciencia” recuerdan a Tom Morello al tiempo que pasa la potencia de “Químicos” y Pepo, de la banda amiga Planta, agrega su voz en esa mezcla de hip-hop y grunge bonaerense denominada “Buenos Aires Karma”. El inocente comienzo de “Nubes negras” se suma a unos acordes que remiten a los temas más oscuros de Soda Stereo y que en la segunda parte se fusionan con distorsiones y sonidos que irradian la sensación de que el mundo se destruye en cualquier momento.
Buenos Aires Karma demuestra en Terrícolas que son fieles seguidores del sonido marca `90´s y que, a pesar de haberse iniciado haciendo covers de los Ratones Paranoicos y La Renga, la maduración les llegó para el lado de la oscuridad y ese costado queda muy bien reflejado en este primer trabajo.
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