Un músico universal
Del pequeño círculo que integran los grandes virtuosos de un determinado instrumento, muchas veces uno puede llegar a aburrirse al verlos en vivo debido a esa necesidad imperiosa que tienen algunos de mostrar todo el tiempo su técnica para que la gente quede asombrada al ver sus manos. Sin embargo, existen otra clase de virtuosos que a esos trucos le agregan algo más, como para que sus shows no sean exclusivamente destinados a músicos-espectadores. Tal es el caso del multiinstrumentista Richard Bona, que ofreció en el Teatro Gran Rex un concierto sensacional de principio a fin.
Minutos después de la presentación de Imán, el trío integrado por la bajista María Eva Albistur, el guitarrista Fernando Kabusacki y el tecladista Alejandro Franov, las luces se apagaron nuevamente e hizo su aparición en escena el camerunés Richard Bona, vestido totalmente de blanco. Un canto casi ritual dio inicio a “Te misea”, un tema de fusión al que se le pegó el ritmo pegadizo de “Kalabancoro”, ambos cantados en douala, el idioma nativo del músico ahora residente en New York. Parte de la versatilidad del africano para interpretar distintos estilos musicales se vio en el soul “Please don´t stop”, que había sido grabado junto al cantante John Legend, y que contó con el acompañamiento de las palmas del público.
En esta ocasión, el bajista llegó a nuestro país para presentar su último disco, The ten shades of Blues (2009) y de ese trabajo sonaron la tranquilidad de “Mbemba Mama” y las melodías hindúes de “Shiva Mantra” que contaron con un gran aporte del tecladista Etienne Stadjick. Entre tema y tema, Bona sacó a relucir su estupendo sentido del humor haciendo chistes sobre la comida que probó en su estadía en Buenos Aires (el bife de chorizo fue su predilecto), sobre el mundial, en el que deseó que Argentina y Camerún se enfrenten en la final, y sobre las nacionalidades de sus músicos, lo que permitió una espontánea interacción con la gente.
Tampoco faltó el homenaje al gran Jaco Pastorius, de la mano de “Liberty City”, que derivó en una extensa jam de varios minutos. A continuación, el camerunés, junto al guitarrista de la isla de Guadalupe, Jean Christophe Mallard, interpretaron un cover del brasilero Guinga y luego, ya completamente solo en el escenario y con la ayuda de una pedalera, fue grabando distintas capas de voces para conformar así un mántrico tema denominado “Samaouma”. Con la banda nuevamente de regreso, la salsa se apoderó del Gran Rex y la sección de vientos estadounidense integrada por el trombonista Marshall Gilkes y el trompetista Mike Rodríguez puso a todos a bailar al compás de “O sen sen sen”. Hacia el final, el baterista cubano Ernesto Simpson brindó una clase magistral de ritmo sobre una base funk y “Te dikalo” cerró el concierto nuevamente con un pegadizo son cubano.
En una nueva visita al país, Richard Bona confirmó por qué es uno de los bajistas más prestigiosos del mundo y en una hora y media de show abarcó distintos estilos sin ningún tipo de prejuicio mostrando a la vez su increíble manejo del instrumento.
Christian Alliana para www.elbondi.com
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