Bienvenidos a una nueva etapa
Comentar el show de una banda que atraviesa un momento difícil es bastante complicado. Cuánto de objetividad y cuánto de subjetividad pueden entreverarse en una nota si, desde el comienzo del recital, en el aire del Roxy se respiraba una emoción contenida. Lo cierto es que cuando salió a escena, César Andino (el gran protagonista de esta historia) se mostró parado frente al micrófono y comenzó a cantar los temas con total normalidad. Quizás el sonido de la voz estuvo un poco bajo al comienzo pero, supliendo esto, la gente se encargó de la efusividad.
El concierto arrancó bien arriba con “Alud”, seguida por “Lejos” y “Vertiente”. Inmediatamente llegó el cover de Soda Stereo, “Sueles dejarme solo”, con su clásica potencia que no se aparta mucho de la versión original de Cerati y compañía pero que indudablemente siempre rinde. Desde el arranque, toda la banda se destacó por la solidez ya que, casi sin fisuras, los músicos se desenvolvieron a la perfección redondeando los temas de manera perfecta.
A nivel estructural, la inclusión de los tres nuevos integrantes no afectó en nada a Cabezones, más allá del estilo particular que obviamente diferencia a los actuales de los viejos compañeros de César Andino. Y este tema, como no podía ser de otra manera, estuvo en boca de todos antes del inicio del show. Tanto el público como la prensa querían escuchar lo que tenía para decir el cantante acerca de sus ex coequipers. Fue así que después de “El vientre”, el santafesino disparó: “Muchos amigos se acercaron y muchos que se decían amigos, se fueron”, rematando la frase con el dedo índice arriba. Casi sin dar tiempo para pensar, arrancó “Abismo” y “Cada secreto” con un buen laburo en las violas y mucho pogo abajo.
Desde el balcón del Roxy, Andrés Gimenez (ex Animal, ahora D-Mente) brindó su apoyo a la banda y hasta se lo vió cabeceando al ritmo de “Ella se olvidó de mí”, que sonó bien power con un gran solo de batería en el medio a cargo de Alejandro Collados. Un poco de calma llegó con “Frío”, en la que las luces violetas ambientaron de manera excelente el recinto y le dieron un toque sutil al asunto. La primera etapa cerró “Pasajero en extinción”, un excelente tema, que también sirvió para presentar a los nuevos integrantes: Leonardo Lacitra y Pablo Negro en guitarras que, junto a Matías Tarragona en bajo, fueron muy bien recibidos por el público.
César también aprovechó la situación para poner un poco de paños fríos a lo que había dicho minutos atrás y en un tono más pacifista, dijo: “No estoy festejando la partida de Esteban (Serniotti), Gustavo (Martínez) y Leandro (Aput), ojalá que todo lo que emprendan los llene de felicidad”. Pasado este momento, el cantante se retiró lentamente y la gente le brindó su apoyo para una pronta recuperación.
La segunda parte del concierto llegó con distintos matices y se escucharon temas como “Silencia”, “Inmóvil” y la pesada “Hombre”. También hubo tiempo para el hit radial “Mi pequeña princesa” que, por momentos, se tornó un tanto melosa, y la presentación de una novedad llamada “Mi camino”.
Las parejas aprovecharon para besarse en “Irte”, un lindo tema de amor perteneciente al disco Eclipse (2003), y los más exaltados poguearon con todo en “Frágil”. Es bastante sabido que Cabezones tomó mayor notoriedad desde el accidente de César y mucha gente se interesó un poco más por su música gracias a este lamentable hecho. Lo cierto es que este nuevo público y el viejo, tuvieron su recompensa cuando desde el escenario se mostró el disco de oro ganado por las ventas de Bienvenidos (2006) y luego esa placa circuló entre la gente para que todos pudieran tenerla entre sus manos y sentirse parte del reconocimiento.
El final del show llegó con “Ojos en la espalda” (de las más festejadas), “A tus pies” (con César sentado tocando la guitarra eléctrica) y “Despegar”, en la que la banda sonó demoledora e hizo temblar los oídos de los presentes. De esta manera, y luego de veinticuatro temas, los de Santa Fé cerraron así el reencuentro con el público porteño.
Cabezones presentó a sus nuevos integrantes brindando un recital muy bueno a nivel sonoro. Sin embargo, todavía cuesta separar el accidente de César Andino de lo estrictamente musical por lo que el show tuvo momentos que lindaron lo morboso y en los que la gente estuvo más pendiente de la salud del cantante que de las canciones.
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