Dicen que las cosas que se hacen esperar, cuando llegan tienen otro gustito y vaya que es así. Sino pregúntenle a las mil y pico de personas que llenaron el Teatro Colegiales el pasado viernes para presenciar el show de los New York Dolls. Nadie quiso perderse este acontecimiento y muchos músicos se dieron una vuelta por Colegiales: Cristian Aldana, Sergio Rotman, Leo De Cecco, el Zorrito Von Quintiero y Wallas de Massacre, quien subió a cantar Pet Sematary de los Ramones junto a los Coverheads que oficiaron de banda soporte.
Pasadas las diez de la noche, los norteamericanos aparecieron en escena y arrancaron el recital con “Babylon” seguida de “Puss n´ boots”. Para “We´re all in love” el cantante David Johansen peló la armónica dando rienda suelta a un gran rock and roll que tuvo un final con la gente aplaudiendo al ritmo de la batería de Brian Delaney. Así fue el comienzo, bien arriba, con la banda sonando aplastante, arrasando todo a su paso.
En “Piece of my Heart” y la balada “Plenty of music”, los muchachos bajaron los decibeles demostrando que también pueden ser muy dulces cuando se lo proponen. Abajo del escenario se seguían coreando todos los temas con la misma efusividad que al principio y todo el glamour y el cuidado estético de buena parte del público parecía perderse en el pogo que se desataba por momentos.
Hay que aclarar que en esta visita de los New York Dolls la formación sólo cuenta con dos integrantes originales: el guitarrista Sylvain Sylvain y el frontman David Johansen. Éste último, poseedor de un gran carisma y de una apariencia física que mezcla la sensualidad (y la bocaza) de Mick Jagger con el hermetismo y la actitud punk de Joey Ramone. Claro que para cualquier desprevenido, estas palabras le harían imaginar a un vulgar imitador de esos dos líderes del rock pero lo cierto es que Johansen fue casi un espejo para Jagger y para Joey ya que los Dolls influenciaron a gran parte de sus contemporáneos. Tildados de proto-punks y exponentes del glam rock, los oriundos de Nueva York fueron pioneros en su estilo y aunque en su corta trayectoria (antes de esta vuelta producida en 2004) sólo grabaron dos discos, su legado marcó a las generaciones posteriores.
Pero volviendo al show en suelo argento, se puede afirmar que el quinteto destiló potencia en base a las dos guitarras y a las buenas canciones que fueron creciendo a medida que pasaba el tiempo. Ya casi sobre el final, se destacaron el rockazo “Pills” junto a las ultra festejadas “Trash” y “Jet boy”. El cierre llegó de la mano de “Personality Crisis” y “Gotta get away from Tommy” para que la fiesta fuera completa.
Luego de treinta años de espera, los New York Dolls llegaron a la Argentina y dejaron en claro por qué fueron la influencia de bandas como Ramones, Guns N’ Roses y Motley Crue. ¿Qué más se puede agregar al respecto? Nada, sólo resta agradecer.
Fotógrafo: Beto Landoni
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