Aires de cambio para el nuevo trabajo de Cielorazzo.
Luego de varios años en el circuito, la banda rosarina ya se ganó un lugar dentro del rock argentino y en su cuarto disco comienza a vislumbrar un viraje en su rumbo musical. Parecería que con “Grietas” quisieran dejar atrás su costado más rioplatense y quedarse solamente con su parte más rockera.
Ya desde la portada, que muestra un cielo grisáceo que se posa sobre el puerto y que se ve desde una ventana rota, Cielo Razzo está dando señales de lo que uno encontrará adentro. Incluso en el booklet, no es casualidad que predomine el color negro que, mezclado con ilustraciones y algunas imágenes de los integrantes del grupo, dan a entender que el contenido está lejos de ser festivo. Las letras, más reflexivas que nunca, ayudan a pensar que la banda optó por mirarse adentro y expresar cierto dolor en su canto: “vamos a la profundidad, puedo entender que ahí tu magia es sólida” (“Algen”); “ya dejo atrás el karma que ronda mi corazón y Dios se funde en este dolor” (“Satiretalised”).
Con un sonido claramente más oscuro que en etapas anteriores, los Cielo Razzo entregan en este álbum trece canciones introspectivas con un estilo muy similar entre sí por lo que cuesta encontrar un tema que logre romper la monotonía en la que cae por momentos el disco. No hay estribillos para que coreen las multitudes, no hay hits y la percusión, que hacía bailar a más de uno, está casi ausente. Bueno, no es casualidad que a partir del 2008, los rosarinos no cuenten más con Juan Pablo Bruno, su percusionista.
Por el lado de la voz, Pablo Pino, tiene un registro muy marcado que a veces le juega en contra a la hora de buscar una nueva manera de interpretar las canciones. Sin embargo, en “Grietas” la banda suena muy sólida, con algunas fantasías desde la viola de Diego Almirón, pero que encuentra el mayor acierto en el protagonismo que adquiere el teclado en manos de Marcelo Vizarri luciéndose sobre todo en “De caer” (por cierto el mejor tema del disco).
El que no arriesga, no gana y ese parece ser el lema de la banda en esta etapa. Sin embargo, todo nuevo desafío trae consigo más dudas que certezas y eso es lo que evidencia este material que abre una incógnita con respecto al futuro musical de Cielo Razzo. ¿Adiós definitivo al rocandombe?
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